La elección de variedades de árboles es una decisión clave en la parquización. En este sentido, se deben tener en cuenta elementos ambientales y agrotécnicos, como por ejemplo la adaptación de la especie a las distintas zonas geográficas, el clima, el microclima, los suelos, cantidad de agua de lluvia, etcétera.
Asimismo, existen argumentos arquitectónicos y estéticos, como así también sentimentales y personales.
Los árboles que plantamos en el jardín son en realidad el "esqueleto" del diseño. Sobre ellos se distribuirá el resto de la vegetación.
Parecería que no hay tarea más simple que elegir el árbol adecuado, ya que se cree conocer exactamente lo que se necesita: un árbol estéticamente lindo, que dé sombra, que necesite poco riego, fácil de mantener, resistente a pestes y enfermedades, que no ensucie y que no provoque daños a las construcciones.
En realidad, el acto de elegir el o los árboles adecuados para un jardín pequeño o mediano no es una cuestión simple. Por ejemplo, existen árboles cuyas mejores características pueden desarrollarse en jardines de la zona costera pueden no adaptarse en el centro del país o en una zona montañosa.
Hay árboles que sufrirán en suelos pesados y poco drenados, pero que pueden desarrollarse al máximo en zonas de suelos franco-arenosos y viceversa. Finalmente, en parques amplios pueden crecer y desarrollarse árboles grandes, pero no podremos incluirlos en pequeños o medianos jardines, en donde el espacio es limitado.
Cada árbol tiene "defectos" con los que podremos convivir, pero algunas desventajas son imposibles de aceptar en un pequeño jardín. Cada persona tiene gustos y argumentos propios, en los que está dispuesto a "ceder" o no, por lo tanto el resultado de la elección varía.
Como ejemplo de un defecto, según una valorización profesional objetiva, se podría mencionar las raíces superficiales del Ficus, un árbol cuyas cualidades son adaptables a un jardín pequeño pero que no conviene plantar en la cercanía de patios o senderos embaldosados.
Plantar un árbol en el lugar incorrecto, sin prever que el tronco se engrosará y la copa se desarrollará a lo ancho -a veces de varios metros-, es arriesgarse a provocar daños a la propiedad, a disminuir los años de desarrollo del árbol y hasta sufrir la pérdida total, ya que habrá que sacarlo.
La elección correcta del tipo de árbol y el lugar en que se plantará influye en el cuidado total del jardín, además de determinar aspectos decorativos. Por ejemplo, los árboles bajos que se planten cerca de una casa de planta baja estilizarán su figura; por el contrario, árboles muy altos minimizarán su tamaño.
Por el contrario, toda la experiencia y originalidad que un arquitecto pueda demostrar para diseñar una casa puede arruinarse si se hace una mala elección del árbol a plantar, aunque el propietario del jardín haya invertido mucho dinero en él.
Cuanto más nos internemos en los detalles del diseño del jardín, se descubrirán muchas decisiones erróneas que se toman habitualmente por falta de información y experiencia profesional. Continuará en una próxima entrega.
Ing.Agr.Eduardo Borkowski
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