viernes, julio 14, 2006

Los Laberinos, historia (1ra.Parte)

El laberinto es un símbolo milenario que aparece desde tiempos prehistóricos hasta la actualidad en muy diversas manifestaciones culturales y sociales. En buena medida, es un enigma que perdura con distintos significados.

Hoy en día, los laberintos son una atracción turística o paisajística, así como también una representación de riqueza y poder.
Ya en culturas anteriores a la Antigua Grecia, como por ejemplo los indígenas de Malekula, isla de Malanesia, el laberinto representaba el viaje del alma a través de regiones del mas allá.

Entre los laberintos más famosos de la antigüedad se destaca el de Creta. Según la mitología griega, Dédalo diseñó este laberinto por encargo del rey Minos de Creta para encerrar al Minotauro, una bestia sanguinaria con cuerpo humano y cabeza de toro, cuyos corredores tenían un trazado tan complicado que quien penetraba en él no podía salir jamás. Teseo entró al laberinto para matar al Minotauro ayudado por Ariadna, quien lo guió con un hilo para permitirle encontrar el camino de regreso.

Incluso el historiador griego Herodoto -conocido como el padre de la Historia- describe un laberinto egipcio que tenía 3.000 cámaras, mientras que las monedas de Cnosos llevaban grabado un laberinto sencillo.

Modelos de laberintos más complicados aparecieron en las aceras romanas y en las túnicas de los antiguos emperadores.

En Francia, durante el siglo XIII, se realizaron laberintos en los pisos de las catedrales góticas para recordar el camino de la vida y la salvación. La costumbre se extendió durante la Edad Media por los muros y pisos de muchas catedrales de Europa continental.

En Inglaterra, en cambio, era una práctica muy común hacer laberintos en el prado fuera de la iglesia, que eran atravesados como parte de un ritual religioso. Este tipo de laberinto floreció hasta el siglo XVIII. En tanto, en Escandinavia permanecen más de 600 laberintos de piedra en las costas del Mar Báltico.

Durante los siglos XVII y XVIII, en todo el continente europeo surgieron los laberintos de cercos, junto con el advenimiento de los jardines formales. La moda se cree que se originó en el Renacimiento Italiano.

En sus inicios, estos laberintos naturales sólo se encontraban en los palacios más ricos de la nobleza europea. Su popularidad se extendió por Alemania, Francia, los Países Bajos y Gran Bretaña.

El más popular de los laberintos ingleses, hecho con arbustos, fue diseñado en 1690 para el palacio de Justicia de Hampton de Guillermo de Orange. En la actualidad, puede visitarse como paseo turístico.

En Estados Unidos, el único laberinto de importancia histórica fue construido por una secta protestante alemana conocida como los "harmonistas", que se estableció en Harmony, Indiana.

Los laberintos de jardines modernos, elaborados con altos cercos, se hicieron más populares que sus antecesores al construirse en parques y otros lugares para el entretenimiento del público en general. Los ingleses llaman "maze" a este estilo de diseño de laberintos.

Las familias europeas más pudientes también añadieron laberintos a sus jardines en los siglos XIX y XX, pero muchos de ellos desaparecieron producto de la devastación de las dos Guerras Mundiales.

A partir de la década del 70, cuando el turismo y los viajes internacionales se hicieron accesibles a un mayor número de personas, se crearon mas laberintos que en toda la historia. En Japón se construyeron 200 en la década del 80; en Inglaterra, en tanto, hay más de 150 laberintos abiertos al público, cuando hace 25 años existían sólo 40.

En la actualidad, se cree que tener un laberinto privado es uno de los símbolos de status mas cotizados y muchas de las personas más ricas del mundo poseen uno.

El laberinto es un mito para ser interpretado y su significado va mas allá de la simple forma. Aunque concretamente es un espacio paisajístico o arquitectónico, su misterio radica en que es un lugar imaginario, mental; es un concepto, una imagen.

lunes, julio 10, 2006

Elección de especies de árboles en jardines pequeños o medianos (segunda parte)


En esta entrega se enumerarán ciertas variables a tener en cuenta para tomar una decisión correcta.

Antes de elegir una especie arbórea para un lugar del jardín en particular, conviene tener en claro las siguientes cuestiones:

La distancia respecto de las paredes, cercos, de los sistemas cloacales, drenaje, cables de electricidad o teléfono
.
La ubicación respecto a las entradas a la casa, puertas y ventanas. Por ejemplo, una mala ubicación del árbol puede interferir a la vista general del parque desde dentro de la vivienda, así como influir negativamente en la circulación del aire.

El "tamaño" de los árboles. Aquellas especies de follaje denso y de copa muy amplia harán desaparecer completamente el diseño arquitectónico de la casa.

Los árboles caducos son los más recomendables en un jardín pequeño, ya que permiten que los rayos solares lleguen a la casa y a otros espacios del jardín en invierno. Sin embargo, hay personas que prefieren los árboles siempre verdes.

Podemos incluir un árbol frutal, (naranjo, pomelo, mango), con el objetivo de tener sombra. Para algunos las frutas tienen un "valor agregado" y para otros son "suciedad", ya que caen al pasto o al patio de cerámica.

La inclinación hacia este tipo de árboles cambia con la edad y con el hecho de si hay niños o no en la casa.
Hay cierta tendencia a la elección de ejemplares de crecimiento rápido, para lograr sombra y efectos estéticos en poco tiempo; sin embargo, hay que tener en cuenta que estos árboles necesitarán de un mantenimiento más intenso en el futuro.

En contraste, los árboles de desarrollo lento cumplirán con su objetivo después de un tiempo más prolongado pero su mantenimiento será más simple y barato.
Por lo tanto, se debe elegir una variedad de árboles para cada zona geográfica, para cada tamaño de jardín, para cada personalidad y cada edad de los dueños de jardín.

Siempre propongo a los clientes -para poder definir la elección del árbol que más desean tener en su jardín- que vean un ejemplar adulto, que vayan a "visitarlo". Recomiendo que pregunten a las personas que conviven en su cercanía cómo se comporta el árbol en el transcurso del año, si deja caer muchas hojas, cómo es su brotación, su floración, sus frutos.


Conviene mirar la superficie en su derredor, observar si se desarrollan raíces superficiales, si su sombra es densa o liviana, si es de copa ancha o delgada... En resumen, les aconsejo decidir si es el árbol que buscan específicamente.

Con la elección correcta, el árbol que planten los acompañará por muchos años y vivirá en su jardín por generaciones.





Elección de especies de árboles en jardines pequeños o medianos (Parte I)

La elección de variedades de árboles es una decisión clave en la parquización. En este sentido, se deben tener en cuenta elementos ambientales y agrotécnicos, como por ejemplo la adaptación de la especie a las distintas zonas geográficas, el clima, el microclima, los suelos, cantidad de agua de lluvia, etcétera.

Asimismo, existen argumentos arquitectónicos y estéticos, como así también sentimentales y personales.
Los árboles que plantamos en el jardín son en realidad el "esqueleto" del diseño. Sobre ellos se distribuirá el resto de la vegetación.

Parecería que no hay tarea más simple que elegir el árbol adecuado, ya que se cree conocer exactamente lo que se necesita: un árbol estéticamente lindo, que dé sombra, que necesite poco riego, fácil de mantener, resistente a pestes y enfermedades, que no ensucie y que no provoque daños a las construcciones.

En realidad, el acto de elegir el o los árboles adecuados para un jardín pequeño o mediano no es una cuestión simple. Por ejemplo, existen árboles cuyas mejores características pueden desarrollarse en jardines de la zona costera pueden no adaptarse en el centro del país o en una zona montañosa.

Hay árboles que sufrirán en suelos pesados y poco drenados, pero que pueden desarrollarse al máximo en zonas de suelos franco-arenosos y viceversa. Finalmente, en parques amplios pueden crecer y desarrollarse árboles grandes, pero no podremos incluirlos en pequeños o medianos jardines, en donde el espacio es limitado.

Cada árbol tiene "defectos" con los que podremos convivir, pero algunas desventajas son imposibles de aceptar en un pequeño jardín. Cada persona tiene gustos y argumentos propios, en los que está dispuesto a "ceder" o no, por lo tanto el resultado de la elección varía.

Como ejemplo de un defecto, según una valorización profesional objetiva, se podría mencionar las raíces superficiales del Ficus, un árbol cuyas cualidades son adaptables a un jardín pequeño pero que no conviene plantar en la cercanía de patios o senderos embaldosados.

Plantar un árbol en el lugar incorrecto, sin prever que el tronco se engrosará y la copa se desarrollará a lo ancho -a veces de varios metros-, es arriesgarse a provocar daños a la propiedad, a disminuir los años de desarrollo del árbol y hasta sufrir la pérdida total, ya que habrá que sacarlo.

La elección correcta del tipo de árbol y el lugar en que se plantará influye en el cuidado total del jardín, además de determinar aspectos decorativos. Por ejemplo, los árboles bajos que se planten cerca de una casa de planta baja estilizarán su figura; por el contrario, árboles muy altos minimizarán su tamaño.

Por el contrario, toda la experiencia y originalidad que un arquitecto pueda demostrar para diseñar una casa puede arruinarse si se hace una mala elección del árbol a plantar, aunque el propietario del jardín haya invertido mucho dinero en él.

Cuanto más nos internemos en los detalles del diseño del jardín, se descubrirán muchas decisiones erróneas que se toman habitualmente por falta de información y experiencia profesional. Continuará en una próxima entrega.

Ing.Agr.Eduardo Borkowski

Historia del Topiario (primera parte)


Topiary es el fascinante arte de podar las plantas en formas originales e imaginativas. El término proviene del latín Topiarius, que significa jardines ornamentales.

Su raíz latina resalta la antigüedad de esta técnica, que desde su origen fue símbolo de poder.Los dictámenes de las épocas, de las modas y de las situaciones económicas afectaron la popularidad del topiary a través de los siglos.

Sin embargo, hoy en día es posible disfrutar de este lujoso arte, uno de los más remotos de la jardinería, en la parquización moderna.Las primeras apariciones de topiarios se registraron en Roma, en el año 38 A.C. Su descubrimiento se atribuye a Gnaius Mattius, amigo del emperador Augustus.

Otras teorías afirman que el arte fue importado tempranamente desde las culturas mediterráneas y asiáticas.Ya ara el final del primer siglo D.C., el topiary se había convertido en un adorno natural y familiar en los jardines de la gente adinerada.

Estos parques se embellecían con varias figuras, mientras que los cercos eran podados en cientos de formas diferentes, que algunas veces representaban letras.Muchas veces se inmortalizaba en los setos el nombre del maestro o artesano, aún los esclavos.

También era común instalar estructuras con forma de pequeños obeliscos mezcladas con árboles frutales.Los colonizadores romanos llevaron con ellos a las tierras conquistadas muchos de los elementos refinados de su civilización.

Así, palacios y villas con sus jardines ornamentales brotaron en las tierras ocupadas imitando aquellas dejadas atrás, en la lejana Roma.Con la caída del Imperio Romano y el advenimiento de los años oscuros, los placeres de la civilización fueron dejados de lado.

Entonces, el topiary sobrevivió en sus formas más estilizadas, en monasterios y castillos.Existe poca información documentada de aquella época. Hacia el siglo XIV, para la era del Renacimiento, la mayor estabilidad financiera y territorial en toda Europa llevó a que los nobles desarrollaran paulatinamente sus jardines para su placer estético, con el fin de reflejar su poder económico.

Surgieron así parques como el que diseñó Leone Alberti´s, en Florencia, que incluía esferas, pórticos, templos, floreros, urnas, monos, gorilas, bueyes, osos, gigantes, hombres y mujeres, guerreros, una bruja, filósofos e incluso Papas y cardenales.En Francia, el topiary fue usado estrictamente para dar un énfasis a las estructuras arquitectónicas. Sus diseños estructurados, masivos cercos podados y grandes setos se expandían en grandes superficies, representando a la monarquía y a su autoridad absoluta.

En cambio, Inglaterra desde épocas remotas mostró su atracción por los laberintos de cercos y arbustos, manteniendo vivo el arte de la poda.El topiary se hace más popular a principios del siglo XVII; en esa centuria los diseños complejos se hacen comunes, como por ejemplo un hombre a caballo armado o perros persiguiendo presas.

En los Países Bajos, debido a la falta de tierras disponibles, los parques se realizaban en menor escala. Los pequeños jardines se abarrotaban con esculturas verdes que representaban personas, animales, pájaros y formas abstractas, como conos, esferas, cubos y columnas.

Cuando Guillermo de Orange vino desde Holanda para ocupar el trono británico en 1688, los jardines formales y el topiary se esparcieron por toda Inglaterra. Por todos lados se veían dioses griegos, animales y otros objetos podados a partir de árboles, arbustos y setos.

Estas estructuras cumplían dos funciones: ser al mismo tiempo un cuerpo vivo de vegetales y una galería de esculturas.Para 1712, los intelectuales comenzaron un fuerte debate en el que se preguntaban sobre la naturaleza de la belleza.

Marcó el comienzo de una purga en el arte del paisajismo, que se volcó a una panorámica mas pastoral, menos precisa y calculada, poniendo el énfasis en lagos y bosques.Hacia el siglo XIX el paisajismo vivió un regreso al estilo italiano de diseño de jardines y, con él, el uso del topiary.

El resurgimiento permitió un diseño más equilibrado entre lo natural y lo geométrico, acercando también a los hogares las plantas podadas en distintas formas y tamaños.Estados Unidos también tiene su tradición en el arte del topiary, aunque los primeros colonos no se dejaron tentar por el lujo de los jardines ornamentales.

Sólo en el siglo XVIII comenzaron a crearse jardines formales al estilo europeo, que permanecieron en la cultura norteamericana desde entonces.Durante el siglo pasado, en ese país se desarrolla el Nuevo Topiary, con estructuras armadas con alambres sobre los cuales se desarrollan enredaderas.

El avance pone a Norteamérica al frente del desarrollo moderno del topiary, como se puede apreciar en The Ladew Topiary Garden, ubicado en Maryland.El topiary sigue vivo y ha resistido al paso del tiempo porque hay una satisfacción y un placer estético inherente en las labores de su creación y los resultados obtenidos.

Siempre hay inspiración para crear un nuevo topiary, que seguro resultará un legado encantador y grandioso para las próximas generaciones.

En próximos artículos desarrollaré otros aspectos para ir descubriendo poco a poco este arte milenario .